La revolución digital no es una novedad, es un hecho que lleva en nuestras vidas más de cuatro décadas. Hay que perderle el miedo.
Por eso yo abandero el #NoAlAcojoningDigital. Es una de mis máximas.
Tenemos el privilegio de asistir a la revolución digital como protagonistas, y no como víctimas, así que, ¡a perderle el miedo!
La importancia no es tanto qué pasa en el mundo digital, sino cómo lo vivimos nosotros. Cuál es nuestra actitud. Lo abiertos y flexibles que seamos a la hora de sumarnos a ella.
Que estamos híper-conectados es un hecho, el poder de la tecnología, espectacular. Es el lenguaje con el que nos manejamos ahora y, como siempre digo, el lenguaje crea la realidad. Por eso, repito, #NoAlAcojoningDigital. Vivamos esta realidad, subamos a la cresta de la ola de la revolución digital y surfeémosla, combinando nuestras mejores versiones online y offline.
Y mi forma de vivirla es la siguiente: mi versión online 5.6. es la prueba de mi curiosidad y mi optimismo digital. La curiosidad la voy satisfaciendo a medida que mejoro y crece el número de mi versión. Me siento un valor al alza, con actualizaciones y mejoras respecto de la versión anterior. ¿Tiene, o no tiene sentido vivirlo así?
Esta versión online convive con mi versión offline, que podría ser mucho más despiadada. Porque (aunque no es mi caso), una mujer de 56 años está en el umbral de la madurez. Y si uno se despista un poco, podría pensar que le quedan dos telediarios en el mundo laboral. Pero llega un momento en la vida en el que las comparaciones con la eterna juventud son aburridas.
¿O no?