En esta era digital, lo más estratégico para las organizaciones es poner a las personas en el centro, el «Human Centering».
Observar, observar y observar, con la mente abierta y una gran empatía creando un mundo de posibilidades emergentes en el presente y futuro, esto es el llamado Optimismo Digital. Provocado por una híper-conectividad que da gran empoderamiento a las personas, transparencia, y mucha velocidad; «no es café para todos», claro.
Los directivos tienen que ser el ejemplo, hacer un paso al frente y tener su perfil digital, enfocando su gestión hacia un social selling para hacer crecer el valor de su networking y negocio.
Hay que tener claro, que el contenido es el rey y tienen que aportar valor a la marca corporativa.
Cada vez más, las marcas necesitan ser más relevantes y una oportunidad es serlo a través de sus directivos y empleados que pueden hacer la diferencia para ser creíbles y de confianza. La clave es poner en valor la identidad y talento de las personas, en su esencia y autenticidad en el mundo off-online, lo cual es todo un reto.
Hay que ser minimalista, validar lo relevante de cada uno de nosotros para brillar y crear perfiles digitales que tengan equilibrio entre lo profesional y personal.
También es importante saberse posicionar con voz propia destacando el «ser y hacer», buscando un territorio como experto a través de crear contenidos irresistibles.
Y cómo me decía un viejo amigo, Stanley Bendelac, «cuida de tu imagen, que de tu reputación se encargarán los demás».